En una ocasión me mando mi mama al rancho el bledal en la noche, venia por donde había unos mogotes y unos huizaches junto aun cerco, en eso me dieron ganas de hacer del baño, me dirigí al huizache y en eso mire como a una vaca, pero tenia la cabeza de un gato con cuernitos, con ojos redondos /grandes y rojos), en eso me faje y fui a ver que pasaba, me metí por la vereda del mogote y cerco y no había nada solo me acuerdo que se me enchino el cabello porque había visto al diablo. Al llegar a mi casa le conté a mi mama y mi mama que me sucedió eso porque tenia la costumbre de llegar tarde ala casa.(CHINITOS)
Todas las noches me iba de vago, en la madrugada me fui para la casa, me fui por la orilla de un corral, me pare, y en eso que se me apareció un toro que bufaba que hacia “buf, buf” y prendía un cerillo y se desaparecía, tenia miedo porque hacia poquito tiempo que habían matado a alguien por esos rumbos. Iba caminando y llegue a la casa, había un perrito chiquito que no me dejaba pasar, me agarraba el pantalón, en eso me fui ala puerta y de ahí ya me dejo ir.
Una vez que mi mama escucho una tecolota, en eso la tecolota me hizo en la oreja Che, che”, y la tecolota se arrastraba el ala sobre mis pies. Entonces me dio miedo y me quise meter en la cama de mi mama a dormir y no quiso, me mando a dormir a mi cama. Desde entonces me siguen mucho los tecolotes.
Celena Duarte & Yolva Rodríguez, 201*
COBAES 56
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